Al ritmo de la ciudad

Una pista de hip-hop se oye a lo lejos, la gente camina al ritmo que lleva; salgo de la puerta que da a la calle, todas las personas andan de manera apresurada con gestos agresivos como si sus vidas fueran un  asco.

(Estribillo del Chojin, la canción de hip-hop se llama Cara sucia).

Niño aprende que eres diferente niño, resiste niño, se fuerte, se indiferente al rechazo de la  gente inculta y levanta esa preciosa cara sucia.

Al ir caminando hacia el camión, sólo se escuchan las cantaletas de los comerciantes matutinos.

El Gráfico, el Gráfico, pase por su Gráfico, de a tres, pase por su Gráfico.

Sin darle mucha importancia, subo al camión que me llevará al metro más cercano de mi casa, no hay lugares, por lo tanto no tengo la oportunidad de dormir un rato como acostumbro, así que pongo atención a las caras de las personas, unas van durmiendo, otras con cara de frustración ó preocupación, porque van tarde, según la entrada de su trabajo, al tiempo que escucho la canción que lleva el señor microbusero.

(Coro de grupo pesado la canción se llama Arráncame).

Arráncame* la vida, llévate mi corazón, que no le encuentro uso y voy perdiendo la razón y quítame estas ganas de extrañarte ven, róbame este amor que quiero odiarte.

 Típico en ellos, al descender del microbús, me dirijo hacia el metro y ahí sí que hay miles de cantaletas, desde las personas que piden limosna, los que venden sus desayunos baratos, pero con salmonella, los que venden periódicos, etc.

 Una vez entrando al monstruo del metro, oigo una canción de los Beatles (And I love her), por cierto, mi favorita.

 I give her all my love
That’s all I do
And if you saw my love
You’d love her too
I love her

 Fué ahí cuando pensé que mi ciudad siempre canta, es demasiado dinámica, y las personas andamos a su ritmo.